24 abril, 2024

SI UN NIÑO






Si un niño vive con tolerancia, 
aprenderá a ser paciente.

Si un niño vive con aliento, 
aprenderá a tener confianza en sí mismo.

Si un niño vive entre críticas, 
aprenderá a condenar a su prójimo.

Si un niño vive entre pleitos, 
aprenderá a pelear.

Si un niño vive en el ridículo, 
aprenderá a ser tímido.

Si un niño vive con venganza, 
aprenderá a sentirse culpable.

Si un niño vive con estímulo, 
aprenderá a apreciar a las demás personas.

Si un niño vive con rectitud, 
aprenderá lo que es justicia.

Si un niño vive con seguridad, 
aprenderá a tener fe.

Si un niño vive con aprobación, 
aprenderá a valorarse.

Si un niño vive con amor, ternura y amistad,
 aprenderá a amar, amar, amar.



Anónimo

19 abril, 2024

CARTA DE UN HIJO QUE NO NACIO



Querida Mami:

El que debió ser mi padre andaba lejos del país.
No bastaron las promesas de amor que escribías y, en su ausencia surgió otro hombre, de ese romance fui engendrado yo.

Que grato recuerdo guardo, mamá, de los tres meses y 21 días que me acunaste en tu vientre, me sentí tan seguro!

Había que blanquear el desliz matando al delator, y este era yo.
Por entonces, no supe de las discusiones con tu amante, pues el quería verme nacido y tu no.

¡Que peleas!
¡Hasta que le arrancaste el dinero que costo mi defunción!
A todo le ponen precio, ¡hasta el asesinato de un inocente!
¡Que caros son los abortos!, comentaste.

No justifico tu crimen, pero te perdono.

Lo que no me cabe en la cabecita es la maldad de aquella bestia, vestida de blanco.
Que dolor tenebroso, cuando me punzó con aquella enorme aguja y me despedazó y después, ¡aquella maldita aspiradora que se tragó mi cuerpecito a pedazos!

También a ti te traumó.
Conozco, mamá, tus largas noches en vela y tus sobresaltos.
Se que me amas, pues sueñas conmigo y mas de alguna vez te has preguntado, con remordimiento si soy niña o niño, o que alegrías te hubiera traído.

¿Sabes, mami, que los niños menos deseados, al nacer, son más amados?
¡Soy niño!
Me parezco más a ti que al seductor que te engañó.

¡Como me vas a olvidar, si yo a cada momento pido a Papá Dios que borre de tu mente esas pesadillas que turban tu descanso y te dan muerte en vida!

Por eso, ¡Que alegría cuando buscaste al sacerdote que te inspiró confianza, y te reconciliaste con el Señor de la vida¡

Querida mama, quiero verte feliz.
Recuerda los consejos que te dio el sacerdote al despedirte:
 -¡Hija, Dios Padre ya ha hecho su obra de amor en ti, el tiempo ira sanando las heridas. La paciencia de Dios y su misericordia son infinitas!
¡Dios te ha perdonado!

Mientras te estoy escribiendo, tengo a mi lado a Antonio.
Bueno, es un decir, porque mi amigo, al igual que yo no tenemos nombre ni apellidos.
Lo mató su mamá porque, muy joven ella, una noche que regresaba a su casa, un hombre la violó.
Y porque no amaba a su violador, se deshizo del hijo a las pocas semanas de haberlo concebido.

A mi amigo le obsesiona esta pregunta: 
-¿Por que si mi mamá no amaba al hombre que la violo, me mató a mí, que la hubiera amado siempre y jamás me hubiera avergonzado de ella?

Aquí, en el reino del amor, sólo entendemos el lenguaje del amor; por eso, no comprendemos esos argumentos acerca del aborto; por mala conformación del feto, por violación, por dificultades económicas de los padres, por no querer mas hijos, que la familia pequeña vive mejor, etc.

Pienso que ni las guerras, ni Hitler con sus cámaras de gas letal han realizado tan criminal y desmedida masacre.

Con los abortos se han privado a la humanidad de brillantes filósofos, músicos, pilotos, economistas, profesores, estadistas, pintores, arquitectos, periodistas, santos y santas.

A mi todos me dicen que quizá hubiera sido un habilidoso cirujano o un pianista a lo Mozart.
Cuando nos reunamos, mami, ¡ya veraz que manos tengo!

Lo que mas me agrada es cuando me dicen: ¡tu mama tiene que ser muy hermosa!.

No llores mami.
Perdóname y ámate como Dios te ama.
Olvida tu pasado.

¡Ah! se me olvidaba.
Aunque me consumo por verte, no te des prisa en venir, pues mis hermanos te necesitan.
Hazles a ellos lo que nunca pudiste hacerme a mí.

Fíjate que cuando bañas al bebé o lo amamantas, no sé, me entra un poquitín de añoranza de todo lo que pudo ser y no fue.

Me hubiera gustado ser amamantado con leche de tus pechos; ser acariciado por esas manos tan lindas y tan semejantes a las mías, manos de cirujano malogrado.

Y termino pidiéndote un favor.
No para mi comprenderás, ¡sino para que a otros niños no los maten como a mi¡

Si conoces a una joven que quiera abortar o un sujeto que monta campañas a favor del aborto o un medico asesino que se burla o una enfermera que se presta a este crimen, cámbiales ese corazón de piedra por uno de carne.

Préstanos tu voz a los millones de niños sin voz, y grítales a todos que tenemos derecho a vivir como ellos, y que, aunque nadie nos ame, tenemos derecho a amar.

Exigimos que nos dejen vivir para amar, aunque no nos amen
¡Es tan triste tener un corazón para nada!

Hasta que nos veamos, mami, entonces te enseñaré lo mucho que te amo, te amé y te amaré.

Te espero con la boca aun sin estrenar, rebosante de besos que tengo guardados para ti!


¡Te amo mami!
Soy tu hijo. 

Anónimo

14 abril, 2024

SEGUNDO CHANCE




Había un hombre muy rico que poseía muchos bienes, una gran estancia, mucho ganado, varios empleados, y un único hijo, su heredero.

Lo que más le gustaba al hijo era hacer fiestas, estar con sus amigos y ser adulado por ellos.

Su padre siempre le advertía que sus amigos solo estarían a su lado mientras él tuviese algo que ofrecerles; después lo abandonarían.

Un día, el viejo padre, ya avanzado en edad, dijo a sus empleados que le construyan un pequeño establo. Dentro de él, el propio padre preparó una horca y junto a ella una placa con algo escrito: PARA QUE NUNCA DESPRECIES LAS PALABRAS DE TU PADRE.

Más tarde llamó a su hijo, lo llevó al establo y le dijo: Hijo mío, yo ya estoy viejo y cuando yo me vaya, tú te encargarás de todo lo que es mío y yo sé cual será tu futuro. Vas a dejar la estancia en manos de los empleados y vas a gastar todo el dinero con tus amigos. Venderás todos los bienes para sustentarte y cuando no tengas mas nada, tus amigos se apartarán de ti.
Solo entonces te arrepentirás amargamente por no haberme escuchado.
Fue por esto que construí esta horca. Quiero que me prometas que si sucede lo que yo te dije te ahorcarás en ella.

El joven se rió, pensó que era un absurdo, pero para no contradecir al padre prometió, pensando que eso jamás podría suceder.

El tiempo pasó, el padre murió y su hijo se encargó de todo, pero así como su padre había previsto el joven gastó todo, vendió los bienes, perdió sus amigos y hasta la propia dignidad. Desesperado y afligido comenzó a reflexionar sobre su vida y vio que había sido un tonto. Se acordó de las palabras de su padre y comenzó a decir: Ah, padre mío, si yo hubiese escuchado tus consejos, pero ahora es demasiado tarde.

Apesadumbrado el joven levantó la vista y vio el establo, con pasos lentos se dirigió hasta allá y entrando vio la horca y la placa llenas de polvo y entonces pensó: Yo nunca seguí las palabras de mi padre, no pude darle alegría cuando estaba vivo, pero al menos esta vez haré su voluntad. Voy a cumplir mi promesa.
No me queda nada mas.

Entonces, él subió los escalones, se colocó la cuerda en el cuello y pensó: Ah, si yo tuviese una nueva chance...

Entonces se tiró desde lo alto de los escalones y por un instante sintió que la cuerda apretaba su garganta. Era el fin, pero el brazo de la horca era hueco, se quebró fácilmente y el joven cayó al piso, sobre él cayeron joyas, esmeraldas, perlas, rubíes, zafiros y brillantes, muchos brillantes. La horca estaba llena de piedras preciosas y una nota también cayó en medio de ellas. En ella estaba escrito: Esta es tu nueva chance.

 ¡Te amo hijo!


Anónimo

09 abril, 2024

INOCENCIA INFANTIL





Con los años vamos perdiendo la inocencia, que no es otra cosa que la sabiduría que nos regaló Dios.

Al autor y orador Leo Buscaglia se le solicitó una vez que fuera parte del jurado en un concurso.
El propósito del concurso era encontrar al niño más cariñoso.

El ganador fue un niño de 4 años, vecino de un anciano cuya esposa había fallecido recientemente.
El niño, al ver al anciano llorar en el patio de su casa, se acercó y se sentó en su regazo.

Cuando su mamá le preguntó qué le había dicho al vecino, el niño le contestó:
Nada, sólo le ayudé a llorar.


Anónimo

04 abril, 2024

LAS MIL BOLITAS




Entre más envejezco, más disfruto de las mañanas de sábado.
Tal vez es la quieta soledad que viene por ser el primero en levantarse, o quizá el increíble gozo de no tener que ir al trabajo... de todas maneras, las primeras horas de un sábado son en extremo deliciosas.

Hace unas cuantas semanas, me dirigía hacia mi equipo de radioaficionado, con una humeante taza de café en una mano y el periódico en la otra.

Lo que comenzó como una típica mañana de sábado, se convirtió en una de esas lecciones que la vida parece darnos de vez en cuando... déjenme contarles:

Sintonicé mi equipo de radio en banda de 20 metros, para entrar en una red de intercambio de sábado en la mañana. Después de un rato, me topé con un colega que sonaba un tanto mayor. Él le estaba diciendo a su interlocutor, algo acerca de Unas mil bolitas. 

Quedé intrigado y me detuve para escuchar con atención:
- Bueno, Tomás, de veras que parece que estás ocupado con tu trabajo. Estoy seguro de que te pagan bien, pero es una lástima que tengas que estar fuera de casa y lejos de tu familia tanto tiempo. Es difícil imaginar que un hombre joven tenga que trabajar sesenta horas a la semana para sobrevivir. Qué triste que te perdieras la presentación teatral de tu hija.

Continuó:
- Déjame decirte algo, Tomás, algo que me ha ayudado a mantener una buena perspectiva sobre mis propias prioridades.

Y entonces fue cuando comenzó a explicar su teoría sobre las mil bolitas.

- Ves, me senté un día e hice algo de aritmética. La persona promedio vive unos setenta y cinco años, algunos viven más y otros menos, pero en promedio, la gente vive unos setenta y cinco años. Entonces, multipliqué 75 años por 52 semanas por año, y obtuve 3,900 que es el número de sábados que la persona promedio habrá de tener en toda su vida. Mantente conmigo Tomás, que voy a la parte importante. Me tomó hasta que casi tenía cincuenta y cinco años pensar todo esto en detalle y para ése entonces, con mis 55 años, ya había vivido más de dos mil ochocientos sábados.

Me puse a pensar que si llegaba a los setenta y cinco años, sólo me quedarían unos mil sábados más que disfrutar. Así que fui a una tienda de juguetes y compré cada bolita que tenían. Tuve que visitar tres tiendas para obtener 1.000 bolitas. Las llevé a casa y las puse en una fuente de cristal transparente, junto a mi equipo de radioaficionado.

Cada sábado a partir de entonces, he tomado una bolita y la he tirado. Descubrí que al observar cómo disminuían las bolitas, me enfocaba más sobre las cosas verdaderamente importantes en la vida. No hay nada como ver cómo se te agota tu tiempo en la tierra, para ajustar y adaptar tus prioridades en esta vida.

Ahora déjame decirte una última cosa antes que nos desconectemos y lleve a mi bella esposa a desayunar. Esta mañana, saqué la última bolita de la fuente de cristal, y entonces me di cuenta de que si vivo hasta el próximo sábado entonces me habrá sido dado un poquito más de tiempo de vida y si hay algo que todos podemos usar es un poco más de tiempo. Me gustó conversar contigo Tomas, espero que puedas estar más tiempo con tu familia.

Hasta pronto, se despide el hombre de 75 años, cambio y fuera, ¡buen día!.

Uno pudiera haber oído un alfiler caer en la banda cuando este amigo se desconectó. Creo que nos dio a todos, bastante sobre lo qué pensar. Yo había planeado trabajar en la antena aquella mañana, y luego iba a reunirme con unos cuantos radioaficionados para preparar la nueva circular del club.

En vez de aquello, desperté a mi esposa con un beso, Vamos querida, te quiero llevar a ti y los chicos a desayunar fuera.

¿Qué pasa? preguntó sorprendida.

Oh, nada; es que no hemos pasado un sábado junto con los chicos en mucho tiempo. Por cierto, ¿podríamos parar en la tienda de juguetes mientras estamos fuera? Necesito comprar algunas bolitas.


*

Nos acostumbramos a vivir en departamentos y a no tener otra vista que no sean las ventanas de alrededor. Y porque no tiene vista, luego nos acostumbramos a no mirar para afuera. Y porque no miramos para afuera luego nos acostumbramos a no abrir del todo las cortinas. Y porque no abrimos del todo las cortinas luego nos acostumbramos a encender más temprano la luz. Y a medida que nos acostumbramos, olvidamos el sol, olvidamos el aire, olvidamos la amplitud.

Nos acostumbramos a despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde. A tomar café corriendo porque estamos atrasados, a comer un sándwich porque no da tiempo para comer a gusto. A salir del trabajo porque ya es la tarde. A cenar rápido y dormir pesados sin haber vivido el día. Nos acostumbramos a esperar el día entero y oír en el teléfono: hoy no puedo ir. A sonreír a las personas sin recibir una sonrisa de vuelta. A ser ignorados cuando precisábamos tanto ser vistos.
Si el cine está lleno, nos sentamos en la primera fila y torcemos un poco el cuello.
Si la playa está contaminada, sólo mojamos los pies y sudamos el resto del cuerpo. Si el trabajo está duro, nos consolamos pensando en el fin de semana. Y si el fin de semana no hay mucho que hacer vamos a dormir temprano y quedamos satisfechos porque siempre tenemos sueño atrasado.

Nos acostumbramos a ahorrar vida que, de poco a poco, igual se gasta y que una vez gastada, por estar acostumbrados, nos perdimos de vivir.

Alguien dijo: LA MUERTE ESTA TAN SEGURA DE SU VICTORIA, QUE NOS DA TODA UNA VIDA DE VENTAJA.


Anónimo